Antón de Olalla

Accidente en 1939 del Boeing 247D “Antón de Olalla” de Scadta.

El «Antón de Olalla»

El Tiempo, 15 de marzo de 1939.
El Boeing C-149 “Antón de Olalla” se estrelló en el sitio de “La Tolda” a 10 kilómetros de Manzanares.
Todos los tripulantes y pasajeros quedaron carbonizados.
El avión de Barranquilla hacia Bogotá
Mal tiempo y escasa visibilidad fueron las causas del siniestro.
La lista de los muertos es:
Capitán Samuel Zerda Rodríguez, piloto de la Scadta.
Doctor Roberto Blanco, abogado nortesantandereano.
Señora Barbarita Rodríguez de Blanco, esposa del anterior, natural de Honda.
Señorita Blanco, de 14 años de edad, hija de los esposos Blanco Rodríguez.
Señor Ulrich, Schneider, copiloto, radiotelegrafista, de nacionalidad alemana.
Señor F.R.M., Beaujon, de nacionalidad holandesa, inspector de tráfico de la Compañía Real Holandesa de Aviación.
Señor, Gerhard, Frobel, de nacionalidad alemana, empleado de la Scadta.
Señor Lozano, camarero del avion “Antón de Olalla”.

EL TIEMPO, JUEVES MARZO 16 DE 1939

El Tiempo, jueves 16 de marzo de 1939
Continuación de la primera página
El Alcalde de Manzanares comunicó a la oficina de la Scadta y al ministerio de guerra que acababa de llegar a esa población el campesino Carlos Quintero, quien informó que a quince kilómetros de Manzanares en el sitio denominado «La Tolda», había caído a las dos de la tarde un avión, del cual había sido arrojado segundos antes un objeto que el campesino recogió y que resultó ser un saco de correo. El informante manifestó al alcalde que todos los pasajeros y tripulantes del avión habían perecido, y que la máquina estaba ardiendo. Dijo además que cerca de una palizada había tres cuerpos, a los cuales no pudo acercarse. Agregó que una de las alas del avión había quedado sobre un árbol, unos metros antes del sitio en que estaba el resto de la máquina.
El despacho del alcalde de Manzanares agregaba que había dado órdenes a las autoridades del corregimiento del «Guayabo», para que se trasladaran inmediatamente al sitio de «La Tolda», al fin de prestar auxilio si era el caso a las víctimas. Y finalizaba diciendo que el tiempo era muy malo y lluvioso.

Cómo ocurrió el siniestro

Tan pronto como se conoció este despacho, la Scadta ordenó a Palanquero que uno de sus aviones volara inmediatamente sobre el sitio indicado.
En cumplimiento de esta orden, un Boeing piloteado por el capitán Hoffmann, se dirigido a Manzanares y estuvo volando hasta que oscureció, constatando que el tiempo era desfavorable y había muy escasa visibilidad. Se cree que ésta fue la causa de la pérdida del avión piloteado por el capitán Zerda, uno de los más hábiles pilotos de la compañía. Es perfectamente imposible hasta que no se haga una completa investigación, determinar las causas precisas de la catástrofe, pero como se ha dicho todo hace creer que las difíciles condiciones atmosféricas, complicadas con la presencia de gran cantidad de humo de las «quemas», que se hacen en varias regiones del país por esta época, fueron el origen del siniestro.

Se envían auxilio

Nuestro corresponsal en Honda envió a este diario la primera información, dando cuenta al mismo tiempo de la grande alarma que reinaba en esa ciudad en donde eran esperados el doctor Blanco y su familia, personas muy apreciadas en esta sociedad. Tan pronto como allí se supo del desastre ocurrido, se organizó una comisión de auxilio, integrada por el señor Alfredo Colón, de la agencia de la Scadta, el doctor Pablo Emilio Melo Miranda, médico, una enfermera, y varios miembros de la familia Rodríguez Diago, a la cual pertenecía la señora de Blanco.
Esta comisión viajó en automóvil hasta Marquetalia, de donde seguía para el corregimiento del «Guayabo». Al mismo tiempo, de Manzanares salió otra comisión con el fin de conducir los cadáveres hasta esta población.

Carbonizados los cadáveres

A las 11 y 30 de la noche se recibió en Bogotá un despacho de Manzanares en el que anunció que los señores Gonzalo Zuloaga y Dario Castaño, quienes acababan de llegar del lugar del siniestro, informaron que el avión había quedado totalmente destrozado y que todavía estaba ardiendo. Los señores Zuloaga y Castaño contaron ocho cadáveres, los cuales estaban totalmente carbonizados, siendo posible identificar solamente el de un individuo, Únicamente se salvó un saco de correo, y todos los demás- así como los aeroexpresos – fueron consumidos por el fuego.
El alcalde de Manzanares, quien se trasladó a «La Tolda», se ocupaba a esa hora en el levantamiento de los cadáveres, y en disponer en su traslado a Manzanares, adonde deben llegar a las cuatro de la mañana. La oficina telegráfica de Manzanares cerró a las doce de la noche sin que se hubieran realizado más despachos con nuevos detalles.

Comunicado de la Scadta

A las once de la noche las oficinas de la Scadta en Bogotá dieron a la prensa el siguiente comunicado:
El avión Bimotor C-149, de esta empresa, venía cumpliendo hoy, bajo condiciones normales, el vuelo de itinerario Barranquilla- Barrancabermeja-Honda-Bogotá. Al mando de la máquina venían el piloto señor capitán Samuel Zerda, como copiloto radiotelegrafista el señor Ulrico Schneider, y cinco pasajeros cuyos nombres son los siguientes: Señor F.R.M. Beaujon, doctor Roberto Blanco, y señor Gerhard Frobel, funcionario de la Scadta, y el camarero del avión, señor Lozano.
El avión decoló del aeródromo de Barrancabermeja a las 12:40 del día de hoy, marzo 15, y su destino inmediato era el aeródromo de Honda. A la 1:35 el piloto del avión envió una información por radio, informando que el vuelo venia cumpliéndose bajo condiciones normales a una altura de 2.100 metros. Informó, al propio tiempo, que llegaría a Honda en quince minutos aproximadamente. A la 1:45 se registró una llamada normal. Después no se volvió a registrar ninguna comunicación.
El tiempo en la región de Honda, Palanquero y sectores adyacentes se caracterizó en las horas de la tarde de hoy por densas capas de humo originado seguramente por las «quemas» que en esta época se verifican en las fundaciones agrícolas.
Las oficinas de la empresa en Bogotá desde el primer momento se mantuvieron en continuo contacto con Honda y Palanquero, tanto por radio como por teléfono. Con las localidades próximas a las dos poblaciones mencionadas se mantuvo, igualmente, comunicación telegráfica. De los lugares nombrados no se obtuvo comunicación alguna.
A las 18:30 el señor alcalde de Manzanares (Caldas), comunicó al ministerio de guerra que en el paraje denominado «La Tolda», corregimiento del Guayabo, del municipio de Pensilvania, había caído el avión. Agregó aquel despacho que todos los tripulantes y pasajeros perecieron.
Esta misma noche salió de Honda, ciudad la más cercana al sitio previsto, una comisión compuesta por médicos y enfermeras.
Bogotá, marzo 15 de 1939»
En la Scadta se nos anunció que en la mañana de hoy saldrá para Honda un avión de la compañía, en el cual viajarán varios funcionarios de ella, entre los cuales se cuenta don Tomás Borrero, secretario general. Esta comisión viajará a Manzanares provista de todos los elementos para el traslado de los cadáveres, los cuales serán conducidos a Bogotá, en aviones de la compañía. Es probable que en Honda dejen los del doctor Blanco y su familia.

Personalidad de las víctimas

El doctor Roberto Blanco era un distinguido abogado nortesantandereano que que ocupó varias veces curules en la asamblea de su departamento y en la cámara de representantes. Era un eminente penalista que tomó parte en varios procesos de gran resonancia. Intelectual muy destacado, figuró como poeta y escritor de nota. Pertenecía al partido conservador y gozaba de un gran prestigio. El doctor Blanco tendría aproximadamente cuarenta y cinco años de edad. Su esposa, doña Barbarita Rodríguez, era una distinguida dama de la ciudad de Honda, hija de don Manuel Rodríguez Diago, caballero muy apreciado en esa localidad. La muerte del doctor Blanco, de su esposa, y de su hija, ha causado profunda consternación en Honda, y en esta ciudad, en donde tenían numerosos amigos.

El capitán Zerda

El capitán Samuel Zerda, uno de los más distinguidos aviadores colombianos, tenía treinta y nueve años de edad y era hijo del doctor Sixto Zerda, ex-magistrado de la Corte Suprema de Justicia, y de doña Carmen Rodríguez de Zerda. Nació en Tunja el 10 de febrero de 1908. Después de terminar sus estudios de bachiller ingresó en la Escuela Militar en febrero de 1925. Recibió su grado de subteniente del ejército en diciembre de 1927. Fue oficial de caballería desde aquella época hasta abril de 1933, cuando ingresó a la aviación militar en donde después de recibir su brevet desempeño los siguientes puestos: Comandante de la escuadrilla de caza número 1; director e instructor de cursos avanzados de hidroaviación; comandante y director de la escuela de pilotaje del Guabito; comandante del escuadrón pesado y de transporte número 1; después de desempeñar el cargo de director e instructor del curso de aviones multimotores, pasó a la dirección de la escuela del Guabito en donde realizó una brillantísima labor que es recordada gratamente por todos los aviadores colombianos.
Luego fue designado como delegado comandante de la escuadrilla aérea que fue a la conferencia técnica interamericana de aviación que se reunió en Lima, y en esa oportunidad piloteó desde Bogotá, hasta la capital peruana el trimotor Junkers 623. Completó 1.200 horas de vuelo en la aviación militar, con una excepcional hoja de servicios, y se retiró el 18 de febrero de 1938, ingresando pocos días después a la Scadta, en donde en un año de servicios hizo 800 horas de vuelo, como piloto autónomo en todos los tipos de máquinas que posee la compañía. Con el capitán Concha Venegas., el teniente Santos Barrios y el teniente Alberto Fernández, formaba parte del grupo de aviadores colombianos de la Scadta que se han distinguido no sólo por su pericia, y vastos conocimientos técnicos, sino por la estrecha camaradería que los une y por su estricto cumplimiento en todas las actividades a que se dedican. La desaparición del capitán Zerda, constituye una irreparable pérdida para la Scadta y para la aviación militar que tenían en el capitán Zerda un valioso elemento.
El copiloto radiotelegrafista Schneider, prestaba sus servicios desde hacia 3 años en la Scadta y era, lo mismo que el señor Frobel, factor muy importante dentro de las actividades de la empresa.
En cuanto al señor Beaujon, ciudadano holandés, inspector de la K.L.M. había llegado a Colombia hace tres días, en viaje de observación por cuenta de dicha entidad, que presta el servicio aéreo entre los puertos de Venezuela, Curacao, Araba y Barranquilla. Venía a Bogotá en viaje de cortesía.
El camarero Lozano, era uno de los empleados más correctos, según concepto de todos los aviadores de la Scadta, a quienes les tocaba viajar diariamente con él. Atento y servicial, se había hecho a las simpatías de todas las personas que frecuentaban los servicios aéreos de la Scadta.

La noticia en Bogotá

Gran consternación causó en todos los círculos de Bogotá, la dolorosa tragedia. Especialmente entre los aviadores militares y civiles que profesaban al capitán Zerda, una gran estimación. El capitán Concha Venegas, su compañero en la Scadta, con quien estuvo ayer por la mañana en Barranquilla, nos declaró lo siguiente:
«Cuando tuve conocimiento de que Samuel Zerda se había demorado 10 minutos en el cumplimiento de su itinerario, tuve la seguridad de que había perecido, pues no de otra manera podría él haber fallado. Era el más cumplido de los aviadores y el mejor de los amigos. No me explico qué pudo pasarle, pero tengo la certeza de que tuvo que ser algo inevitable y terrible, superior a las grandes capacidades técnicas y a la pericia de Zerda, verdadero orgullo de la aviación colombiana.
Otros aviadores y entre ellos el teniente Valdés Tavera, nos hablaron en idénticos términos elogiosos acerca del piloto desaparecido, y no pudieron ocultar la emoción y el dolor que les embarazaba.
En las oficinas de la Scadta, reinaba gran conmoción. Hasta avanzadas horas de la noche permanecieron allí todos los directivos de la compañía, entre los cuales estaban el coronel Boy, el señor Roca Castellanos, y el señor Tomás Borrero. Cuando las noticias CONTINÚA *

CONTINUACIÓN DE LA PRIMERA PÁGINA

De un extranjero, probablemente el copiloto de la nave. En Honda se encuentra uno de los hermanos del capitán Zerda, quien tratará hoy de reconocer el cadáver del infortunado piloto.

El traslado a Bogotá

En las horas de la mañana de hoy sale para Honda un avión de la Scadta, que conducirá los ataúdes en que deben ser trasladados a Bogotá los cadáveres del capitán Zerda, del copiloto Schneider y de los señores Frobel y Beaujon. En cuanto a los cadáveres de la familia Blanco Rodríguez y del camarero Lozano, serán sepultados en Honda.

Distintas versiones

Acerca de las causas del terrible siniestro, se han hecho en el público acogidas por la prensa y las radiodifusoras diferentes versiones las más de ellas perfectamente absurdas. Es absolutamente imposible precisar los orígenes de la catástrofe, mientras los funcionarios de la Scadta que han ido a Manzanares a realizar una minuciosa investigación, no rindan su dictamen. Como algunas de esas versiones afectan la habilidad del piloto Zerda, debemos manifestar que por declaraciones autorizadas por aviadores militares y civiles, el capitán Zerda era uno de los más hábiles y competentes piloto que contaba la aviación colombiano. En el año que estuvo prestando sus servicios en la Scadta, no tuvo el más leve accidente y es de anotarse que jamás se retrasó un minuto en el cumplimiento de sus itinerarios. En cuanto a la máquina que piloteaba, era una un modernismo Boeing, dotado de todos los instrumentos que exige la aeronáutica actual. Sólo puede atribuirse a la fatalidad o a un acontecimiento imprevisto el doloroso suceso acerca del cual toda suposición es innecesaria.
Nuestro corresponsal en Manzanares nos envió ayer a las diez de la mañana el siguiente telegrama:

«Manzanares, 16
Tiempo-Bogotá
He hablado con el alcalde de este municipio que me suministra los siguientes informes acerca de la catástrofe del «Antón de Olalla»: De acuerdo con las declaraciones de las personas que se hallaban más cerca del lugar del siniestro, que eran varios campesinos, y entre estos, uno de apellido Quintero que fue quien primero llevó la noticia a Manzanares:

el avión viajaba en dirección oriente noroeste que no suelen frecuentar los aeroplanos.
La catástrofe se produjo, sin duda, debido a la muy espesa neblina que probablemente impedía toda visibilidad al piloto. La máquina se estrelló contra las derivaciones de la cordillera «Picona», ramal de la cordillera central, cerca del nacimiento del río La Miel, en el sitio denominado «La Tolda», a diez kilómetros de esta población.
Los campesinos que vieron caer la máquina acudieron presurosos y llenos de pavor, pudieron constatar que todos los pasajeros habían perecido; debido a que el avión se incendió al estrellarse ninguno pudo acercarse. Mientras algunos quedaron al lado de la máquina, otros se dirigieron a marchas forzadas a Manzanares con el fin de informar a las autoridades y para que no se pusiera en duda su información trajeron la etiqueta de uno de los sacos de correo con la leyenda Barranquilla-Bogotá. Correo aéreo.
Inmediatamente se movilizaron hacia el lugar del siniestro el alcalde, su secretario, el cuerpo de policía municipal, un médico y algunas personas, provistas de drogas y recursos de toda clase, deseosos de prestar auxilios a las víctimas; Desgraciadamente al llegar al sitio indicado, en medio de grandes palizadas de la montaña recientemente derribada, sólo encontraron entre los restos humeantes de la máquinas, los cadáveres carbonizados de quienes en ella viajaban. En el suelo, alrededor del avión, había gran cantidad de correspondencia esparcida y un saco de correo intacto.
La policía procedió a retirar los cadáveres, todos los cuales se hallaban en un estado que impedía la identificación; sus ropas habían sido integramente consumidas por las llamas y sus cuerpos aparecían perfectamente quemados y desfigurados.
Sólo uno de los cadáveres, que se cree sea el del piloto, se salvó de las llamas y permite su identificación.
Entre los papeles esparcidos en el suelo se encontró un cheque girado sobre Bogotá por la cantidad de $15.300; se recogieron además gran cantidad de objetos y entre ellos varios relojes de pulsera casi fundidos, un anillo de brillante y otros artículos de uso personal destruidos.
Como dato curioso, se halló un pescado fresco de mar que llevaba aún el anzuelo.
Los alcaldes de Manzanares, Pensilvania y el inspector de policía del Guayabal, practicaron el levantamiento de los cadáveres CONTINÚA ILEGIBLE
*

Decreto de honores

El ejecutivo nacional expidió ayer el siguiente decreto:
«por el cual se honra la memoria de un aviador colombiano.
El presidente de la república, en uso de sus atribuciones legales, y
Considerando
Que ayer pereció en un accidente de aviación el capitán Samuel Zerda, quien ocupaba un puesto destacado como piloto de la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (Scadta);
Que el capitán Zerda se distinguió en las fuerzas aéreas por sus condiciones de inteligencia, consagración y pericia;
Que el capitán Zerda prestó señalados servicios a la nación en los cargos directivos que ocupó y dio especial brillo a la delegación colombiana de que hizo parte en la conferencia técnica de aviación de Lima; y
Que el capitán Zerda contribuyó a dar mayor prestigio a la aviación colombiana ,
Decreta:
Artículo único. El gobierno lamenta la muerte del distinguido aviador colombiano, capitán Samuel Zerda, y rinde un tributo de gratitud a su memoria.
Copia de este decreto se enviará a la familia del capitán Zerda y al gerente de la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (Scadta).
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, a 16 de marzo de 1939.

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1 COMENTARIO

  1. Sabía que mi tío abuelo murió en un accidente aéreo muchos años antes de mi nacimiento, pero por lo demás no supe nada. En su tumba está la fecha de la muerte y el lugar. Una búsqueda en Google me llevó a esta página. Le agradezco sinceramente por publicar esta información.

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