EL TIEMPO, Sábado, 21 Enero de 1939
Es Casi Seguro que el Avión Leticia
Cayó Sobre la Selva
DESECHADAS YA LAS PISTAS DE LOS LLANOS Y DE GAMA
Una explicación técnica de cómo pudo ocurrir el accidente.
El Último mensaje a los 34 minutos de vuelo. Seis aviones en la búsqueda.
Quiénes eran los pilotos
[columns size=”2″ gap=”15px”]De los cuatro tripulantes del avión «Leticia», el piloto, capitán Otto Lowinsky, llevaba algo más de un año de permanencia en Colombia y antes había sido piloto, durante mucho tiempo, de la Lufthansa, en donde completo la cifra de medio millón de Kilómetros de vuelo. Pero en nuestro país había volado relativamente poco, pues generalmente trabajaba en el servicio aerofotografía, que solamente funciona con tiempo excelente. No conocía, por consiguiente, a conciencia, las dificultades que encuentran los aviones en determinados vuelos.
El copiloto-radiotelegrafista, señor Max Zimmer, si conocía los peligros que tiene nuestro territorio para la aviación, pues llevaba 17 años de servicio con la Scadta.[/columns]
Cómo sucedió el accidente
[columns size=”2″ gap=”15px”]En concepto de los técnicos en aeronáutica, el accidente ocurrió en la siguiente forma, teniendo en cuenta las observaciones que se hace:
Un trimotor Ford, con los vientos que han reinado en los últimos días, extraordinariamente fuertes —cincuenta kilómetros por hora —con dirección suroeste-nordeste, gasta en tomar la altura exigida para poder cruzar la cordillera a 14.000 pies (4.400 metros sobre el nivel del mar), al rededor de 15 minutos. Una vez la máquina elevada, siguiendo la ruta normal, que es la recta entre Bogotá y Villavicencio, por sobre la carretera, gasta en llegar a esta última población de 30 a 35 minutos, es decir, que en total emplea una máquina, de este tipo en cubrir la distancia de 45 a 50 minutos, en las condiciones dichas de viento reinante. Claro es que si el viento se pone de frente, disminuye la velocidad de la máquina, en proporción y aumenta la duración del viaje en cinco a diez minutos, máximo.[/columns]
Los 34 minutos
[columns size=”2″ gap=”15px”]Ahora bien; el trimotor «Leticia» estuvo en comunicación radiotelegráfica constante con el aeródromo de Techo por espacio de 34 minutos. En este momento preciso se recibió el último mensaje, que dice, en términos generales, lo siguiente; «Estamos a 15.000 pies, volando entre nubes. Comenzamos a descender».
Como puede verse, el trimotor comenzó a descender antes de tiempo, a pesar de que se supone que no fue desviado de su ruta por el viento, pero no hay que olvidar que el piloto no tenía visibilidad sobre la tierra. Por lo consiguiente, es lo más seguro que buscó menor altura cuando aún estaba volando sobro las estribaciones de la cordillera; no había salido a los Llanos.
En esta forma se explica el accidente. El piloto descendió antes de tiempo y la máquina tropezó contra la tierra, mejor dicho, contra los árboles de la selva que cubre la parte baja de la cordillera.[/columns]
Están vivos los tripulantes?
[columns size=”2″ gap=”15px”]Ocurrido el accidente, cabe preguntar: ¿pueden estar vivos los tripulantes? Es problemático afirmarlo. Salvo que el piloto, en un alarde de maestría, hubiera podido arborizar al sentirse ya sobre la selva. Pero queda otro problema: la salida. En el avión iban víveres en cantidad suficiente para una semana. Pero nadie puede llevar a cuestas una carga que lo entorpecería la marcha en busca de salida. Por otra parte, hay que tener en cuenta que en la máquina había armas de cacería y proyectiles, pero no herramientas —como hachas, machetes, etc.— para abrirse paso a través de la espesura de la selva.[/columns]
La búsqueda
[columns size=”2″ gap=”15px”]En los labores de búsqueda del avión trabajaron ayer de manera incansable seis aviones de la Scadta: dos Boeing con base en Villavicencio, y un Boeing y tres trimotores Ford con base en Techo. Estos últimos piloteados por los aviadores Salbstead, Concha Venegas y Susenil. Las máquinas permanecieron en el aire explorando intensamente y a muy poca altura la cordillera en todo el sector en donde se presume que pudo caer el «Leticia». Los vuelos comenzaron a las cinco y media de la mañana y terminaron a las dos y media de la tarde, con resultados negativos en su totalidad.
La dirección de las maniobras de búsqueda fue tomada ayer, personalmente, por el coronel Herbert H. Boy, gerente de la Scadta en Bogotá, y por el señor Guillermo Schnubursch, director técnico de la empresa, quienes estuvieron volando en el bimotor Boeing piloteado por el capitán Hoffmann, especialmente sobre la región de Gachetá y Gama.
Como arriba dijimos, el resultado de todas las exploraciones fue negativo, lo que confirma la tesis de que el trimotor cayó entre la selva.[/columns]
La comisión terrestre
[columns size=”2″ gap=”15px”]La comisión terrestre que envió ayer la Scadta a Gachetá, a órdenes del señor Klein, salló a los dos de la madrugada de ayer y llegó al lugar de su destino a las cinco de la mañana. Inmediatamente se puso en comunicación con el capitán Lloreda —quien en esta emergencia se ha portada en forma que merece los mayores elogios— y a las seis de la mañana siguió para el lugar de donde se veía el objeto brillante que parecía el avión. De la comisión terrestre no se ha recibido hasta ahora ninguna noticia.
En relación con esta comisión, el corresponsal de Gachetá nos dirigió anoche el siguiente despacho telegráfico:
«Gachetá, enero 20.
TIEMPO.—Bogotá. En la madrugada de hoy salieron las comisiones del ejército y de la Scadta para el lugar en donde parece haber caido el trimotor «Leticia». Estamos esperando el regreso de las comisiones para tarde de la noche, que nos traerán datos ciertos. Guicaur».
Esta es la situación actual. Las esperanzas de encontrar vivos y sanos a los tripulantes no se han perdido, a pesar de todo.[/columns]
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